El sentido creativo no solo es un elemento diferencial, es una parte importante para entender el éxito de una propuesta. Además del valor que se le supone en términos mecánicos, la estética es fundamental en la vida de un reloj. Y una de los trabajos que mejor reflejan esa estética se halla en la esfera. Rolex siempre ha mostrado una habilidad especial para avanzar en su oferta con mesura, con pequeños cambios que no hacen perder un ápice de personalidad a cada una de sus colecciones; es más, lo que consigue es engrandecerlas. Seguramente, una de sus líneas más icónicas es la que representa el Oyster Perpetual Cosmograph Daytona. Este año, presenta una pieza –en realidad, tres distintas versiones–  cuya esfera ha sido realizada en meteorito.


Esferas seleccionadas
No es tarea fácil afrontar una esfera que se sale de lo común, como esta realizada en meteorito, sino que además no todas las realizadas logran el efecto seleccionado, por lo que son desechadas.

Un meteorito metálico proveniente de un asteroide que explotó hace millones de años y que está compuesto fundamentalmente de hierro y níquel que, al contacto con la atmósfera terrestre, generó una cristalización única y tan particular que convierte cada esfera en única. Además de ser poco común y difícil de trabajar, el meteorito metálico debe ser cortado en finas láminas para, gracias a un tratamiento químico, mostrar toda la belleza de su estructura interna, en forma de esquirlas entrelazadas. Estos motivos se denominan ‘estructuras de Widmanstätten’.


Una tarea de precisión
En la realización de cada una de estas esferas no solo se invierte tiempo, sino también técnicas que solo están al alcance de profesionales experimentados.

Para sus esferas de meteorito, Rolex  ha contado con reputados expertos que han realizado una selección de aquella láminas cuya superficie ofrezca las formas y reflejos más espectaculares. Así es como ahora se pueden admirar las tres versiones que Rolex presenta de su Oyster Perpetual Cosmograph Daytona. La primera está declinada en oro blanco y además cuenta con un bisel Cerachrom monobloque en cerámica negra con escala taquimétrica y provista de un brazalete Oysterflex. Las otras dos, elaboradas  en oro amarillo y en oro Everose, lucen por contra un bisel metálico con escala taquimétrica y un brazalete Oyster. Para la escala  taquimétrica, uno de los detalles distintivos del Cosmograph Daytona, la primera pieza se decanta por el moldeado sobre sobre el bisel Cerachrom, mientra que en las otras dos lo que se realiza es un grabado en el bisel.

Todos ellos, eso sí, están propulsados por  el calibre 4130, el movimiento cronógrafo mecánico de cuerda automática desarrollado y manufacturado por completo en la casa. Presentado en el año 2000, la función cronógrafo se basa en un reducido número de componentes, lo que se ha traducido en una mejora de la fiabilidad del movimiento como se ha podido comprobar a lo largo de estos años. Con un mecanismo de rueda de pilares y embrague vertical que permite un arranque instantáneo y preciso, este movimiento cuenta con una espiral Parachrom azul fabricada por Rolex en una aleación paramagnética que hace que sea hasta diez veces más precisa que una espiral convencional. La espiral Parachrom azul está provista, además, de una curva final Rolex que garantiza la regularidad de la marcha en todas las posiciones. El calibre 4130 cuenta con una reserva de marcha de 72 horas.

La caja Oyster es conocida por su robustez y fiabilidad; en las nuevas modalidades del Cosmograph Daytona, de 40 mm de diámetro, garantiza una hermeticidad de hasta 100 metros de profundidad. Su carrura se trabaja a partir de un bloque macizo de oro blanco, amarillo o Everose, con el fondo, finamente acanalado, herméticamente enroscado con la ayuda de una herramienta especial que tan solo tienen los relojeros autorizados por Rolex para acceder al movimiento. Como añadido, cuenta con una corona Triplock con sistema de triple hermeticidad y que está enroscada a la caja, al igual que los pulsadores de cronógrafo.


Una imagen con personalidad
La primera impresión es de sorpresa, pero a medida que se observa el contraste que ejerce la esfera dentro del conjunto del reloj, el espectáculo que ofrece se aprecia con mayor claridad. Sin duda, la versión de oro blanco, con su bisel cerámico Cerachrom y su brazalete Oysterflex, es la más impactante.

Como comentábamos antes, una de las creaciones con esta esfera meteorito luce bisel cerámico. Rolex ha desempeñado un papel pionero en la fabricación de biseles monobloque y discos de bisel monobloque. Particularmente resistente, además tienen como cualidad añadida que presentan colores inalterables y de una intensidad poco común. Resistentes a la corrosión, en la manufactura ginebrina han desarrollado unos métodos de fabricación muy innovadores que le permiten producir estos componentesde cerámicos con total independencia. En el caso del Cosmograph Daytona Meteorito en oro blanco está nueva creación luce un bisel Cerachrom monobloque en cerámica negra con escala taquimétrica. Las graduaciones, los números y las inscripciones, moldeados en hueco, se colorean depositando platino mediante la técnica PVD (depósito físico de vapor). 

Otro detalle distintivo de Rolex es la certificación de Cronómetro Superlativo, redefinida por la compañía en 2015. Esta denominación garantiza que cada reloj que sale de los talleres de la marca ha superado con éxito distintas pruebas llevadas a cabo por Rolex en sus laboratorios y con arreglo a criterios propios. Las pruebas de certificación se efectúan sobre el conjunto del reloj, una vez encajado el movimiento, con el fin de probar el rendimiento en la muñeca en materia de precisión, hermeticidad, cuerda automática y autonomía. La precisión de un Cronómetro Superlativo Rolex está planteado en –2 /+2 segundos al día, una tolerancia mucho menor que la admitida por el Control Oficial Suizo de Cronómetros (COSC) . El estatus de Cronómetro Superlativo se simboliza mediante el sello verde que incluyen todos los relojes Rolex y que va acompañado de una garantía internacional de cinco años.

De estas nuevas creaciones del Cosmograph Daytona con esfera meteorito, sin duda la más llamativa es la pieza de oro blanco de 18 quilates del Cosmograph Daytona. No solo por estar provista del bisel cerámico Cerachrom,  también por contar con el acompañamiento de un brazalete Oysterflex que combina la robustez y fiabilidad de un brazalete metálico con la flexibilidad, comodidad y estética de una correa de elastómero. Desarrollado y patentado por Rolex, este innovador brazalete ha sido construido alrededor de dos láminas metálicas flexibles  fabricadas en una aleación de titanio y níquel. Estas láminas están revestidas de elastómero negro de alto rendimiento, un material de gran durabilidad resistente a las condiciones ambientales cambiantes. Nada queda a la improvisación en un producto Rolex y la demostración es que este brazalete Oysterflex está dotado de cojines en sus caras internas para aportar un mayor confort de uso. Las otras dos visiones del Cosmograph Daytona meteorito están provistas de un brazalete Oyster. Desarrollado a finales de la década de 1930, este brazalete de tres elementos destaca por su robustez. Tanto el brazalete Oysterflex como el brazalete Oyster del Cosmograph Daytona están equipados con un cierre de seguridad Oysterlock, diseñado y patentado por Rolex, que previene cualquier apertura accidental. Además con un sistema de extensión rápida Easylink para ajustar su longitud. Porque además de estética, Rolex siempre garantiza comodidad y facilidad de uso.

Dar vida a un rostro diferente 

Puede afirmarse sin temor a equivocarse, que el trabajo realizado este año sobre las esferas por parte de Rolex es tan espectacular en el resultado como complejo en su realización. La firma ginebrina ha querido dotar a dos de las líneas más emblemáticas de su porfolio de un ‘rostro’ diferente. Porque si la esfera meteorito del Cosmograph Daytona le aporta una carácter único a cada una de las piezas –no hay dos ‘dibujos’ iguales en este corte de la materia–, las esferas de los nuevos Oyster Perpetual Datejust 36 lucen un motivo ‘palmeras’ –inspirado en los bosques tropicales– o ‘acanalado’, que retoma una de las decoraciones más reconocibles de la herencia creativa Rolex en lo que se refiere a la estética, la que representan los biseles con estrías.

En color verde oliva, plateadas o doradas, se obtienen a partir de materiales como el cobre, el cinc, el níquel, el cromo, el titanio o el silicio. Después llega la fase de tratamiento de los mismos; mediante técnicas punteras se les aporta una tonalidad de intenso carácter metálico.

En el caso concreto de los nuevos Oyster Perpetual Datejust 36, Rolex ha apostado por ofrecer estas esferas decoradas con motivos inéditos. El motivo ‘palmeras’ evoca los bosques tropicales, exuberantes y coloridos; el ‘acanalado´ emula las estrías de algunos biseles Rolex.

El motivo ‘palmeras’ está presente en tres de las cuatros nuevas creaciones. Se encuentra en la esfera verde oliva de la versión con caja acero Oystersteel y equipada con un brazalete Oyster; en la esfera dorada de la pieza en Rolesor amarillo (combinación de acero Oystersteel y oro amarillo) y que también luce un  brazalete Oyster; y, por último, en forma de esfera plateada para el reloj declinado en Rolesor Everose (combinación de acero Oystersteel y oro Everose) que se acompaña de de un brazalete Jubilee.

El motivo ‘acanalado’, mientras tanto, decora la esfera dorada de la última novedad, una versión Rolesor amarillo y que apuesta también por un brazalete Jubilee. Estas nuevas modalidades del Datejust 36 están equipadas con el calibre 3235, un movimiento automático que cuenta por supuesto con certificado de Cronómetro Superlativo.

1 COMENTARIO

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí